miércoles, 20 de marzo de 2013

una falsa primavera

Oigo 'primavera' y pienso en dos cosas: la primera, en Franco Battiato, porque mañana empezaré la nueva estación viéndole en directo; la segunda, en Hemingway, en este fragmento que he buscado, revisando de nuevo el libro, hasta encontrar, para así poder compartirlo con vosotros.

"Con tanto árbol en la ciudad, uno veía acercarse la primavera de un día a otro, hasta que después de una noche de viento cálido venía una mañana en que ya la teníamos allí. A veces, las espesas lluvias frías la echaban otra vez y parecía que nunca iba a volver, y que uno perdía una estación de la vida. Eran los únicos períodos de verdadera tristeza en París, porque eran contra naturaleza. Ya se sabía que el otoño tenía que ser triste. Cada año se le iba a uno parte de sí mismo con las hojas que caían de los árboles, a medida que las ramas se quedaban desnudas frente al viento y a la luz fría del invierno. Pero siempre pensaba uno que la primavera volvería, igual que sabía uno que fluiría otra vez el río aunque se helara. En cambio, cuando las lluvias frías persistían y mataban la primavera, era como si una persona joven muriera sin razón.
En aquellos días, de todos modos, al fin volvía siempre la primavera, pero era aterrador que por poco nos fallaba."

París era una fiesta.
Ernest Hemingway.

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